Amanecer...

Es una misión, en cada despertar activamos una rutina, improvisada o no. Básicamente intentamos superar los obstáculos que surgen en cada tarea que desempeñamos.

Iniciamos y no sabemos como acabará y por más que nos empeñemos en planificar, un simple imprevisto nos puede poner todo patas arriba. Damos prioridades, decidimos entre lo urgente y lo importante, atendemos e interactuamos con quienes nos rodean. Aún así, siempre hay algo más importante que todo eso. La salud, la familia, uno mismo...

Cuando no es así, sucede algo que te lo recuerda, reaccionas, vives un mal momento y caes en cuenta de lo más importante...

Atardecer de fin de vacaciones...

Un paseo por el aeropuerto para buscar unos amigos.

Se acabaron las uvas!

...y casi las fiestas... La pasada nochevieja fue bonita y de paso, sucedió una graciosa anécdota. Estando todos preparados para tomar las uvas, encendí la tv y serví cava. En menos de 3 minutos empezábamos a comer las 12 uvas, y de repente, por la 6a uva mi hijo dice... 'quiero hacer pipí papá'... y entonces hice trampa... puse en mi boca el resto de uvas, corri con mi hijo al baño y allá, intentaba pensar en los deseos que me faltaban, pero la verdad, hacer eso con 6 uvas en la boca, cada una con sus 4 pepitas y ayudando a mi hijo con su pis, como podrán imaginar, fue un poquito complicado.

En sus marcas, listos... Ya!

Otro año y otra carrera que quiero ganar!