A lo largo de la vida la mente humana va adquiriendo conocimientos, información que se guarda en el cerebro por haber vivido, leído, escrito o visto algo. Nuestros padres nos guían por el camino que ellos consideran bueno y correcto; y es de agradecer porque permite que la configuración mental a la que nos vemos sometidos a lo largo de la vida, sea buena y correcta.
Por eso vamos al colegio, la universidad, estudiamos algún master, postgrado, asistimos a conferencias... Buscamos ser expertos en algún campo que nos atrae, motiva y nos hace sentir felices con lo que hacemos. Sin embargo nuestros conocimientos van más allá, eso a lo que llamamos conocimiento general.
Leemos acerca de economía, medicina, construcción, naturaleza... conocimientos extra para desenvolvernos en el día a día, esos que nos permiten opinar de las noticias que leemos o escuchamos. En situaciones sociales y económicas como las actuales opino que hay que diversificarse.
Ser un experto en algo, nos hace en algún momento ser imprescindibles, pero nos deja un terreno para actuar quizás reducido. El equilibrio está en ser un experto en algo y diversificarse, saber desenvolverse en ámbitos distintos. El peligro es la mediocridad, aquello de saber mucho, pero no saber nada... "El que mucho abarca poco aprieta", o como me dijo mi padre alguna vez cuando estaba en bachillerato "Si cuando un entrenador de football te pregunta en que posición juegas, y respondes que en cualquiera, con la intención de jugar siempre... es que no sabes jugar".
La diversificación no tiene buenos rendimientos, pero da soluciones rápidas aunque temporales y permite estar en constante movimiento. Lo importante es no estancarse. Siempre es más facil acertar al blanco con un arma grande... que con una pequeña!. Es un margen de ventana para competir, pero no hay que olvidar que para llevarnos el premio, lo mejor antes que un arma grande es ser un "Sniper".
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